
Tiempo atrás, la corporación de la mostaza americana tenía casi el dominio absoluto de mercado. Su producto era mediocre y desagradaría a cualquiera de buen paladar, pero su metodología de penetración cuasi religiosa había surgido efecto y tenían a las masas dominadas consumiendo su vulgar mostaza americana de pésima calidad.
Casi de la nada e inesperadamente irrumpió con un gesto iconoclasta la mostaza de Dijon mucho más refinada y de mejor calidad, arrebatándole gran parte de clientes a la mafia de la mostaza americana.
Así fué entonces que todos los empresarios ligados a la mostaza americana se reunieron secretamente y deliberaron dejando su natural competencia de lado para consensuar una solución ya que aún siendo rivales, todos tenían un mismo enemigo en común: La mostaza de Dijon.
Después de mucho debate, contrataron a un experto en semiótica y éste ideó un plan que inmediatamente llevaron a cabo.
Primero, mediante la difusión masiva, lograron imponer la palabra "picaporte" para referirse, de modo despectivo y condenatorio, a los pedófilos.
El segundo paso, luego de haber instalado el nuevo bocablo, fué el de la sustitución. Eso es: En segundo término comenzaron a llamar "picaporte" a quienes detestan la mayonesa americana.
De ese modo el imaginario colectivo relacionaba a los detractores de la mayonesa americana con la pedofilia, tanto es así que cuando alguien pedía una salchica y rechazaba la mostaza, era repudiado por pederasta.
La corporación ganó la batalla porque el común de la gente no sabe refutar las falacias.
Casi de la nada e inesperadamente irrumpió con un gesto iconoclasta la mostaza de Dijon mucho más refinada y de mejor calidad, arrebatándole gran parte de clientes a la mafia de la mostaza americana.
Así fué entonces que todos los empresarios ligados a la mostaza americana se reunieron secretamente y deliberaron dejando su natural competencia de lado para consensuar una solución ya que aún siendo rivales, todos tenían un mismo enemigo en común: La mostaza de Dijon.
Después de mucho debate, contrataron a un experto en semiótica y éste ideó un plan que inmediatamente llevaron a cabo.
Primero, mediante la difusión masiva, lograron imponer la palabra "picaporte" para referirse, de modo despectivo y condenatorio, a los pedófilos.
El segundo paso, luego de haber instalado el nuevo bocablo, fué el de la sustitución. Eso es: En segundo término comenzaron a llamar "picaporte" a quienes detestan la mayonesa americana.
De ese modo el imaginario colectivo relacionaba a los detractores de la mayonesa americana con la pedofilia, tanto es así que cuando alguien pedía una salchica y rechazaba la mostaza, era repudiado por pederasta.
La corporación ganó la batalla porque el común de la gente no sabe refutar las falacias.
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