
Fernando no habla inglés, no habla portugués ni italiano ni francés ni alemán, mucho menos tiene idea sobre mandarín, pero él es amante del cine oriental, particularmente del cine chino. Siempre que puede asiste a todo cineclub donde exhiban películas de esa procedencia.
Pese a no hablar mandarín, ese idioma le es muy familiar debido a sus gustos cinéfilos y fué ese el motivo por el cuál descubrió la conspiración.
Caminaba aburrido y sin rumbo por la peatonal de Córdoba por donde habían dos boliviamos con sus vestimentas típicas tocando a la gorra, haciendo música con sus instrumentos andinos de viento. Hurgó sus bolsillos y encontró una moneda de un peso que depositó en la urna para colaborar con ellos, caminó diez metros y con los últimos cincuenta centavos que le quedaban compró en un kiosco unas gomitas de menta. En ese momento oyó a los dos boliviamos dialogar entre sí, y fué grande su sorpresa al notar que no hablaban en castellano ni en aymara sino en mandarín. Perplejo y confundido se acercó a ellos y quiso integrogarlos pero en ese momento apareció un hombre de dos metros de altura y 180 kilos de peso que con un tono de vos imponente le exigió que se retirara. Se trata de "El Trozo" un barrabrava que trabaja para La Cámpora Córdoba como matón a sueldo.
Fernando, un nerd de un metro sesenta y 50 kilos de peso, decidió retirarse, pero no se olvidó del asunto.
Dos días después caminando nuevamente por la peatonal intentó acercarse nuevamente pero esta vez fué un policía el que le advirtió que no se entrometiera.
Un mes después frente al Shoping Center Patio Olmos, vió a tres boliviamos con sus vestimentas características tocando intrumentos autóctonos, haciendo música a la gorra como los otros, disimuladamente se acercó a ellos y comprobó que ellos también dialogaban entre ellos en mandarín.
Notó que se trataba de una conspiración importante y que debía actuar para descubrir la verdad.
Cada vez que intentaba acercarse a ellos, un policía o un matón se lo impedía.
Fernando era una persona muy reservada, callada y instrospectiva, por lo tanto a nadie comentó sobre su descubrimiento de la posible conspitación.
En las únicas personas que confiaba era en las putas, una vez al mes apenas cobraba su mísero sueldo en negro que recibía por trabajar 12 horas en un kiosco y bar abierto las 24 hs gastaba parte de se magro salario en alguna puta que le chupaba la pija y le daba su culo a cambio de 30 pesos.
Su amigo de militancia, Sugus, le recomendó a la morochita Cachetes con Crema, la puta cordobesa anarquista de bellos púbicos violeta.
El día en que cobró su mísera limosma que los burgueses le dan a sus esclavos, Fernando guardó en su bolso una petaca de ginebra, un par de libros de Trotsky y Gramsci y una caja de preservativos y los 30 pesos que cobra Cachetes con Crema.
Fernado sólo confía en las putas, y después de culear con ellas, le gusta dialogar ya que cualquier psicólogo cobra mucho más que 30 pesos y no te tragan tu leche.
El azar quiso que Fernando le comentara sobre la conspiración que había descubierto, pensando que Cachetes con Crema se reiría de él y sus absurdas teorías paranoicas, pero muy grata fué su sorpresa cuando Cachetes con Crema, limpiandose el semen que aún quedaba en la comisura de su boca le dijo: " Yo se mucho sobre eso, lamentablemente no puedo darte datos porque terminaría muerta flotando en el río suquía con cuatro tiros en la cabeza."
Cachetes con Crema se subió la bombacha y terminó diciendo: "Te voy a dar una pista, investigá en el Solarium y spá urbano que está en la cañada frente a la vinería. Ahora andate y la próxima vez que vengas, por favor lavate mejor la pija"
Fernado llegó al solarium y spá urbano donde las chetas van a tomar seciones de camilla solar, y los travestis vips (esos que culean con jueces, curas, empresarios y políticos) vienen a depilarse.
Difícil sería investigar sobre el tema, ya que nadie de allí querría responder sus preguntas, él no era policía ni detective ni investigador, sólo un nerd aburrido que quería hacer algo interesante aunque sea una sóla vez en su vida.
Entró a local donde fué atendidido por una rubia tetona y plástica de un horrible anaranjado artificial producto del exeso de camilla solar, preguntó por unas sesiones de masajes descontracturantes y en en el momento en que la rubia tetona se distrajo, Fernado robó una carpteta que estaba sobre el mostrador y que él supuso que allí habría información valiosa o una pista que pudiera ayudarlo.
En esa carpeta encontró unas facturas a nombre de la empresa constructora "Maidana" Los partidos trotkistas de Córdoba denunciaron que esa empresa pertenece a Cuchillo, la mano derecha en Córdoba del nefasto Bigotes en Almíbar, que a su vez es la fuerza de choque del gobierno nacional.
Sin dudas, esa boleta tenía que ver con el asunto.
Dos días después, se encontró con un amigo que era explotado en una empresa de limpieza, uno de los clientes de la empresa (cuyos dueños son también amigos del poder) es la empresa Maidana. Todo marchaba sobre ruedas, su amigo hacía la limpieza en las oficinas de la constructora, así que tenía asegurado el acceso a donde está la información.
El amigo logró su objetivo y Fernando ya tenía en sus manos unas carpetas que podrían ayudar a aclarecer el misterio.
Encontró unas boletas de una panadería industrial, que sorprendentemente no aclaraban el producto, sólamente mencionaba el monto.
¿Qué relación había entre la panadería y el solarium?
Fernado estuvo 3 días enteros sin dormir, pensando todo el tiempo en el tema, quemándose la cabeza sin hallar ninguna respuesta.
Cuando ya estaba por desistir, encendió un porro y tuvo una revelación: ¿Qué sucede si "tostamos" a un chino? Obtenemos un boliviano.
Era ahora todo tan claro, tan evidente
El gobierno necesita dinero para sostener a la militancia rentada, ya sean de los que van a golpear el bombo a los actos como los que militan en la web mediante foros y blogs.
Ingresaban chinos de contrabando, los mandaban a las camillas solares o a los gigantes hornos de las panaderías y cuando ya estaba en su tonalidad justa, los vestían correctamente y ya podían salir a la calle a tocar a la gorra. El dienero recaudabo iba para la caja de Bigotes en Almíbar.
La pregunta era ¿Cómo hacían para ingresar al país a los chinos? ¿Por qué eran más baratos que los bolivianos auténticos?
Durante los siguientes dos meses, Fernando estuvo investigando sobre la conspiración, pero no obtuvo ninguna respuesta. Cansado y deprimido decidió abandonar la investigación para siempre.
Tres meses después de haber desistido, Fernando se encontró casualmente en la calle con Sol, una amiga periodista y estudiante de Ciencias de la Información, que le comentó que estaba escribiendo un libro sobre drogas alucinógenas. Le comentó que pocos años atrás, unos científicos chinos habian descubierto una nueva dorga alucinógena mucho mejor que el LSD que se obtenía de un pequeño fruto rojo similar a la frambuesa que crecía exclusivamente en Santa Cruz, esa droga la utilizaba la elite de china y sólo se sintetizaba allí.
Ahora estaba todo tan claro: El gobierno exportaba clandestinamente los pequeños frutos rojos de Santa Cruz y a cambio, el gobierno chino les enviaba, también de modo clandestino Chinos que luego tostaban hasta que lograban parecer bolivianos auténticos.
Fernando hizo pública su investigación. Automaticamente Bigotes en Almíbar salió a acusarlo de golpista y destituyente y los medios rápidamente se olvidaron para dedicarse al fútbol y a las peleas entre vedettes.
Pese a no hablar mandarín, ese idioma le es muy familiar debido a sus gustos cinéfilos y fué ese el motivo por el cuál descubrió la conspiración.
Caminaba aburrido y sin rumbo por la peatonal de Córdoba por donde habían dos boliviamos con sus vestimentas típicas tocando a la gorra, haciendo música con sus instrumentos andinos de viento. Hurgó sus bolsillos y encontró una moneda de un peso que depositó en la urna para colaborar con ellos, caminó diez metros y con los últimos cincuenta centavos que le quedaban compró en un kiosco unas gomitas de menta. En ese momento oyó a los dos boliviamos dialogar entre sí, y fué grande su sorpresa al notar que no hablaban en castellano ni en aymara sino en mandarín. Perplejo y confundido se acercó a ellos y quiso integrogarlos pero en ese momento apareció un hombre de dos metros de altura y 180 kilos de peso que con un tono de vos imponente le exigió que se retirara. Se trata de "El Trozo" un barrabrava que trabaja para La Cámpora Córdoba como matón a sueldo.
Fernando, un nerd de un metro sesenta y 50 kilos de peso, decidió retirarse, pero no se olvidó del asunto.
Dos días después caminando nuevamente por la peatonal intentó acercarse nuevamente pero esta vez fué un policía el que le advirtió que no se entrometiera.
Un mes después frente al Shoping Center Patio Olmos, vió a tres boliviamos con sus vestimentas características tocando intrumentos autóctonos, haciendo música a la gorra como los otros, disimuladamente se acercó a ellos y comprobó que ellos también dialogaban entre ellos en mandarín.
Notó que se trataba de una conspiración importante y que debía actuar para descubrir la verdad.
Cada vez que intentaba acercarse a ellos, un policía o un matón se lo impedía.
Fernando era una persona muy reservada, callada y instrospectiva, por lo tanto a nadie comentó sobre su descubrimiento de la posible conspitación.
En las únicas personas que confiaba era en las putas, una vez al mes apenas cobraba su mísero sueldo en negro que recibía por trabajar 12 horas en un kiosco y bar abierto las 24 hs gastaba parte de se magro salario en alguna puta que le chupaba la pija y le daba su culo a cambio de 30 pesos.
Su amigo de militancia, Sugus, le recomendó a la morochita Cachetes con Crema, la puta cordobesa anarquista de bellos púbicos violeta.
El día en que cobró su mísera limosma que los burgueses le dan a sus esclavos, Fernando guardó en su bolso una petaca de ginebra, un par de libros de Trotsky y Gramsci y una caja de preservativos y los 30 pesos que cobra Cachetes con Crema.
Fernado sólo confía en las putas, y después de culear con ellas, le gusta dialogar ya que cualquier psicólogo cobra mucho más que 30 pesos y no te tragan tu leche.
El azar quiso que Fernando le comentara sobre la conspiración que había descubierto, pensando que Cachetes con Crema se reiría de él y sus absurdas teorías paranoicas, pero muy grata fué su sorpresa cuando Cachetes con Crema, limpiandose el semen que aún quedaba en la comisura de su boca le dijo: " Yo se mucho sobre eso, lamentablemente no puedo darte datos porque terminaría muerta flotando en el río suquía con cuatro tiros en la cabeza."
Cachetes con Crema se subió la bombacha y terminó diciendo: "Te voy a dar una pista, investigá en el Solarium y spá urbano que está en la cañada frente a la vinería. Ahora andate y la próxima vez que vengas, por favor lavate mejor la pija"
Fernado llegó al solarium y spá urbano donde las chetas van a tomar seciones de camilla solar, y los travestis vips (esos que culean con jueces, curas, empresarios y políticos) vienen a depilarse.
Difícil sería investigar sobre el tema, ya que nadie de allí querría responder sus preguntas, él no era policía ni detective ni investigador, sólo un nerd aburrido que quería hacer algo interesante aunque sea una sóla vez en su vida.
Entró a local donde fué atendidido por una rubia tetona y plástica de un horrible anaranjado artificial producto del exeso de camilla solar, preguntó por unas sesiones de masajes descontracturantes y en en el momento en que la rubia tetona se distrajo, Fernado robó una carpteta que estaba sobre el mostrador y que él supuso que allí habría información valiosa o una pista que pudiera ayudarlo.
En esa carpeta encontró unas facturas a nombre de la empresa constructora "Maidana" Los partidos trotkistas de Córdoba denunciaron que esa empresa pertenece a Cuchillo, la mano derecha en Córdoba del nefasto Bigotes en Almíbar, que a su vez es la fuerza de choque del gobierno nacional.
Sin dudas, esa boleta tenía que ver con el asunto.
Dos días después, se encontró con un amigo que era explotado en una empresa de limpieza, uno de los clientes de la empresa (cuyos dueños son también amigos del poder) es la empresa Maidana. Todo marchaba sobre ruedas, su amigo hacía la limpieza en las oficinas de la constructora, así que tenía asegurado el acceso a donde está la información.
El amigo logró su objetivo y Fernando ya tenía en sus manos unas carpetas que podrían ayudar a aclarecer el misterio.
Encontró unas boletas de una panadería industrial, que sorprendentemente no aclaraban el producto, sólamente mencionaba el monto.
¿Qué relación había entre la panadería y el solarium?
Fernado estuvo 3 días enteros sin dormir, pensando todo el tiempo en el tema, quemándose la cabeza sin hallar ninguna respuesta.
Cuando ya estaba por desistir, encendió un porro y tuvo una revelación: ¿Qué sucede si "tostamos" a un chino? Obtenemos un boliviano.
Era ahora todo tan claro, tan evidente
El gobierno necesita dinero para sostener a la militancia rentada, ya sean de los que van a golpear el bombo a los actos como los que militan en la web mediante foros y blogs.
Ingresaban chinos de contrabando, los mandaban a las camillas solares o a los gigantes hornos de las panaderías y cuando ya estaba en su tonalidad justa, los vestían correctamente y ya podían salir a la calle a tocar a la gorra. El dienero recaudabo iba para la caja de Bigotes en Almíbar.
La pregunta era ¿Cómo hacían para ingresar al país a los chinos? ¿Por qué eran más baratos que los bolivianos auténticos?
Durante los siguientes dos meses, Fernando estuvo investigando sobre la conspiración, pero no obtuvo ninguna respuesta. Cansado y deprimido decidió abandonar la investigación para siempre.
Tres meses después de haber desistido, Fernando se encontró casualmente en la calle con Sol, una amiga periodista y estudiante de Ciencias de la Información, que le comentó que estaba escribiendo un libro sobre drogas alucinógenas. Le comentó que pocos años atrás, unos científicos chinos habian descubierto una nueva dorga alucinógena mucho mejor que el LSD que se obtenía de un pequeño fruto rojo similar a la frambuesa que crecía exclusivamente en Santa Cruz, esa droga la utilizaba la elite de china y sólo se sintetizaba allí.
Ahora estaba todo tan claro: El gobierno exportaba clandestinamente los pequeños frutos rojos de Santa Cruz y a cambio, el gobierno chino les enviaba, también de modo clandestino Chinos que luego tostaban hasta que lograban parecer bolivianos auténticos.
Fernando hizo pública su investigación. Automaticamente Bigotes en Almíbar salió a acusarlo de golpista y destituyente y los medios rápidamente se olvidaron para dedicarse al fútbol y a las peleas entre vedettes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario